Este Blog está Cerrado

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¡Atención!

Si es que alguien realmente lee ésto, deje por favor su comentario.

(Se que estás ahí, si no no podrías leer esto)
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martes, 8 de febrero de 2011

La Última Entrada

Hola lectores, amigos, seguidores, no se como referirme a ustedes, pero entiéndase que ustedes son cualquiera que esté leyendo esto ahora. Hace un poco más 2 años y 39 entradas empecé este blog así como también empecé a esribir cuentos, literatura, en lugar de parodia de enciclopedia.

Hace poco estuve pensando y pensando y después pensé más. Me llegó a la mente de la misma manera que llegaron los mundos y personajes que habitan este blog, me llegó una idea como nunca me había llegado. Estoy oficialmente en caminos de escribir una Novela y, si bien no será para el futuro próximo (sépase, los proximos 3 o 5 años), voy a dedicar mis esfuerzos a ella.

Por eso, además llegué a otra reflexión. Del mismo modo que empecé a escribir cuentos en lugar de artículos, me pasé de Wikia a Blogger y ese cambio tiene un peso importante en la labor literaria por desgracia. Wikia es de Contenido Libre, Blogger es propiedad intelectual de la Corporación Google.

Tengo que aceptar en primer lugar que todo lo que está acá no me pertenece, una verdadera desgracia ya que acá están mis mejores obras (al menos por ahora). Pero, en fin, así es la vida. Quedarán para ser observadas y apreciadas pero no voy a publicar más cuentos en Blogger y El Pendejo de 2º queda oficialmente cerrado. Siento que una etapa importante termina acá, pero otra comienza. Otra menos vívida, menos evidente, menos pública, más por lo bajo, pero más mía.

Me despido de un amigo, de una parte de mi, me despido también de ustedes hasta el futuro. Pero que quede claro que esto no es un Hasta Siempre, sino un Hasta Pronto. No importa cuanto crezca o cuanto escriba, no importa cuantos tomates o cuantas flores me arrojen, no importa en que año esté, siempre voy a ser el pendejo de segundo.

- Lucas Eli Kreiman

viernes, 21 de enero de 2011

El Diario de John

Recogí el diario de John y abrí en una página al azar, más precizamente en el comienzo. Escrito mucho más prolijo de lo que él suele ser y que el resto del diario. Una única página que decía así:

Otra vez en las reuniones de grupo, otra como tantas otras. Y enfrente de mi, entre otras tantas están otra vez ellas. Ha decir verdad, nunca habían estado ellas dos jutas, ni en estos lugares, no deberían. No es de los espacios que compartimos, pero el mundo se hizo y se hace cada vez más chico desde que las conozco. Y, en efecto, ahí están.

Ambas están en frente, Cristina y Lenina no están paradas una al lado de la otra, pero están separadas por personajes tan indistintos que no presto al espacio en medio. Me fijo especialmente en lo que dicen y lo que haces. No, ojala lo hiciera, presto especial atención a sus rostros, sus ojos y sus sonrisas. La silueta de los labios en la tez morena de cristina y los ojos grandes y abiertos en la cara pálida de Lenina.

No me fijé en mis compañeros de grupo. Somos dos hileras de personas enfrentadas, la idea es que cada uno preste atención a la hilera en frente de uno y no a la gente aledaña. Se de todos modos que Charles y su esposa están de mi lado porque los vi entrar y no los veo enfrente.

Pienso en los malos momentos que pasé solo después de haber pasado buenos momentos junto a Cristina. Pienso en que después Lenina interrumpió esa soledad momentáneamente. Y en solo un momento volví a donde estaba. Lenina y Cristina rompen mi concentración. No debería estar pensando en ellas ni en mí, ni menos en mí con ellas o más bien yo sin ellas. Esa me distrae del propósito que nos reúne.

Las reuniones de grupo para ejercitar la resistencia, la capacidad de control sobre uno mismo. Yo me siento muy inseguro, mucho más con ellas dos en frente. ¿Por qué ellas dos?, ni siquiera se conocen. Están felices y contentas, como siempre. Su felicidad inspira confianza. Esa confianza en si mismas, esa tranquilidad seguridad que poseen tan libremente me inquieta mucho. Me entierra más en la desesperación de los recuerdos de soledad de los cuales sé, esta experiencia formará parte.

Empezamos la rutina parece, no me di cuenta pero ya tiene sus carteles levantados. No leo muy bien, debería prestan atención, para eso estoy. Escucho que los demás, mis compañeros de hilera murmuran, hablan, se ríen, se divierten tanto como ellas dos en la fila de enfrente. No tengo nada que hacer acá, estoy tan fuera de lugar que no sigo la experiencia como debería. Entonces Cristina dice: “Duerman”.

Mi hilera se silencia de golpe. Al mismo tiempo termino de entender lo que está pasando. Nos hipnotizaron a todos. Cuando entiendo que pasó es cuando me pasó a mí. Miro hacia delante, hacia ella y veo un estrépito cambio de color. Colores como los del aceite e el agua remplazan los de la escena que hasta hace solo un segundo concebía de obvia y natural. Como una sinestesia que acompaña el imperativo poderoso recorriendo el espacio y mi cuerpo: “Duerman”. Siento fuere como una ola de mar que impacta sobre mí, un sueño terrible.

Sufro entonces una inmensa desesperación porque pienso las consecuencias de estar bajo el más absoluto de los controles y más aún, a merced de Cristina y de Lenina también que se ríen en el fondo. Tal desesperación es demasiada para mí. Trato de gritar pero se que no sirve. Me trato entonces de mover hacia delante, convenciéndome de mi propia soberanía sobre mi propio ser. Solo, por supuesto. No pienso más en los otros, no tengo la menor intención de liberarlos a ellos, sino de escapar de la posibilidad de ser títere, de darles rienda suela a ellas de ser y hacer uso de mí.

Camino hacia delante tratando de alcanzar la otra hilera de personas, cuyos rostros y figuras se difuminan cada vez más. Me duermo, pero trato de mantenerme despierto, como puedo. No encuentro más fuerza para avanzar que estar convencido de aún no querer. Ese no querer sigue siendo mío. Razono que si tengo voluntad de desobedecer la orden, tengo poder por sobre la orden.

Si no soy lo que dicen que sea, si me pongo en contra, entonces tal cosa no existe como fuerza porque no puede someter mi voluntad. Así, solo por saberlo, me libero del sopor del sueño, camino con firmeza hacia delante y también vuelvo a ver con claridad. Veo a Cristina y Lenina preocupadas. Su preocupación me da confianza para avanzar, potencia mi libertad. Consigo finalmente arrancarles de sus manos los carteles. Y los rompo en varios pedazos hasta que son ilegibles. Lenina me dice: “Despierten”.

Abro los ojos y descubro que estoy parado en mi hilera. Siento como voy despertando de un sueño largo y así veo que estoy parado en mi hilera de vuelta, con mis compañeros a mis costados. Frente mío está la hilera de Cristina y de Lenina, que se han cambiado de lugar, sus espacios en medio también. Las ventanas evidencian que ya es el atardecer y que estuve dormido un largo rato. Otra experiencia más.

miércoles, 29 de diciembre de 2010

El Primer Libro de las Épocas

Primera Época

El Nacimiento de Bommi

En el principio, Faraok creó el mundo y vio que eso era bueno. Siendo así, lo pobló con vida animal y vegetal. Viendo que funcionaba, hizo uso de su propia conciencia y lo pobló también con humanos. Pero en vistas de que los humanos no podían habitar y comprender el mundo por si solos, como los animales o las plantas, Faraok bajó al mundo para enseñarle a los humanos a vivir en el planeta que había creado.

Incapaz de quedarse, teniendo que viajar por el cosmos a asistir otros mundos, Faraok creó a los Dioses para que educaran a los humanos. Así creo a Lema, Zen, Devon y Won.

La Traición

Pero los Dioses traicionaron a Faraok y trataron de apoderarse del mundo que él había creado, creyéndolo solo para ellos. Solo Zen siguió fiel a su creador y lucho por mantener al mundo como Faraok lo había encomendado.

Zen lucho contra los Dioses restantes para arreglar el orden que se había roto y tratando de eliminar los males que habían esparcido sobre el mundo. Uno por uno y con la ayuda de los humanos fieles a Faraok, Zen pudo recuperar las tierras para el hombre. Faraok entonces habló por última vez:

El Mandato

Tu eres Zen, hijo de Faraok, tu gobernarás con mi ley y tu voz los pueblos libres de Bommi, este mundo.”

Y Zen respondió:

¿Hay otros reinos en Bommi donde los otros Dioses hayan encontrado refugio?

Y Faraok respondió:

Ninguno más allá de este Valle por donde fluye tu río, Zen, este es tu pueblo ahora. Más allá de las montañas perecerá Devon y su lengua maldita que tanto daño han hecho a este mundo

Y así, Faraok abandonó Bommi y dejó a Zen como su sucesor, y le dejó las leyes para gobernar y habitar el mundo. Y así será hasta que Faraok regrese nuevamente cuando los humanos lo necesiten y estén listos.

….
Segunda Época

Pero más allá del Valle, los demás reinos crecían indiferentes. Los reinos fuera del Valle habían sido visitados por Zen luego de la traición. Su paso fue purificador, suficiente para que expulsara al Dios que gobernaba la región, cuyo nombre la historia ha olvidado y emplazara en su lugar a su fiel vasallo Purtpul. A Purtpul no le llegaron las Leyes de Zen como a los reinos del interior. Solo hizo lo que su amo le ordenó, obedecer y esperar. Pero como Zen nunca volvió, debió empezar a gobernar como pudo, convirtiéndose en el primer reino de los humanos, o al menos eso creía él.

Por El Mandato, ningún humano debería salir del Valle y las leyendas crecieron sobre que en las afueras aún caminaba Devon, por lo que ni Zen ni ningún Zentopiano cruzó las montañas en eones. Pero los Dioses no acatan los mandatos de los humanos y casi nunca los mandatos de otros Dioses. Devon ya había desafiado el primer mandato de Faraok y lo haría de nuevo. No se sabe cuando, pero se sabe que durante el reinado faustuoso de Zen, Devon ya habitaba como uno más de los siervos de Purtpul.

Devon, utilizó su poder y su influencia maligna para corromper las mentes de los habitantes. Tanto así que llegó a convertirse a un consejero del sino Purtpul, su sucesor o el sucesor de su sucesor. Devon, instruyó a los Purtpurios en el uso de su magia negra, dándole un poder impensable a su primitivo país. Soles que brillaban aún de noche, fuegos tan ardientes que impulsaban cuerpos enteros hacia el cielo, tierras grises que al formarse quedaban más duras que las montañas.

En la medida que Devon fue transmitiendo su conocimiento a los humanos, fue perdiendo su inmortalidad, del mismo modo que Zen por haberlos reinado. Así, en su último fuerzo, desplazó sus últimos conocimientos en libros que solos sus más oscuros séquitos entendían y guardaban.

Y así, poco después de Zen y sin que ninguno de los dos se enterara, Devon abandonó Bommi para nunca volver. Su legado, la Biblioteca Negra, desapareció junto con sus seguidores, ya que el último nieto de Purtpul en un acto de razón y recordando el antiguo legado del Rey muerto, decidió perseguir y expulsar a los Discípulos de Devon de su tierra. Trató el nuevo rey de compensar el mal que su abuelo había hecho, pero no deshizo los artilugios que Devon había construido.

Y así fue como, mientras la mayoría de ellos se perdieron en el mar, unos pocos decidieron violar una vez más los mandatos sagrados y se encabezaron hacia una tierra sagrada. Sabían estos pocos que Zentopía aún los aguardaba.

Décadas, casi siglos después de la Traición, no quedaron más Dioses sobre la Bommi. Solo quedaron los humanos y las descendencias de los Dioses. El poder de Faraok se había finalmente desvanecido, pero el legado de Zen seguía presente. Zentopía había crecido más allá del primer asentamiento para ser la ciudad más grande del Valle, pero su influencia sobre los reinos vecinos se había lentamente corroído. Si bien Invadirá, Neemesia y los demás pueblos del Valle continuaban aún bajo las leyes de Zen, tal como las había dejado instauradas luego de la Traición.

viernes, 10 de diciembre de 2010

La Escuela que enseña a Vivir

(Esto no es un cuento. Esto es mi discurso de fin de cursada, una devolución a mis compañeros luego de 5 años de vida. Pronunciado el 10 de Diciembre de 2010 en el Salón de Actos del Pelle)

Es verdad que hubiera preferido dar este discurso en el Gimnasio, frente a todos los 5ºs del Turno Mañana, pero por otro lado es casi simbólico estar acá en el Salón de Actos, donde hace poco menos de 5 años me dijeron “los demás son de la 5ª” y empezó este viaje. Parece propio terminarlo acá.

Tuve mucho tiempo para pensar en lo que voy a decir. Más que nada porque lo pensé antes de que me lo pidieran. No fue para mi un ejercicio muy complicado pensar en el Pelle como parte de mis días.

No estuve contento siempre, no se lo vayan a creer. Tampoco voy a decir ingenuamente que nos queremos todos, porque es mentira. Pero si es verdad que fueron experiencias fuertes y profundas.

Veo a mis años de escuela como un viaje, que tiene que ser visto no como medio para llegar a un destino, sino como experiencia para realizar. Y más allá del futuro que nos espera a todos, no creo que todo esto haya sido solo una preparación, una formación para tal. Fue vida, no un prologo para la vida. Y fueron los mejores años de mi corta vida…al menos por ahora.

El Pelle es como un club donde, por algún motivo, a los administradores se les ocurrió dar clase y les salió bien. Es así. El verdadero y máximo exponente de éste colegio es esa sensación de espacio de pertenencia. Esto lo veo en que en 5 años no me faltó un momento con nadie de los presentes. Esa es la maravilla de este espacio.

No hubo límite para que pudiera, aunque con algunos más que con otros, sentarme al lado de ustedes y hablar, compartir. Si bien no a todos nos gustan las mismas cosas, estaban las oportunidades y los espacios para que pudiera encontrar a quien le gustaba lo mismo que a mí, buscaba lo mismo que yo.

Es muy difícil estar solo acá adentro, (Hay que llegar muy temprano). No le falta a cada uno su grupo, su compañero o compañeros. A uno por ser uno no le cuesta más trabajo encontrarse en el otro, el colegio te lo facilita. Y entre tantos y tan variados otros.

Me encontré entrando al Pelle con una comunidad abierta y viva. Y hoy me encuentro a mí como parte del Pelle, y al Pelle como parte de mí. De eso se trató todo esto, creo yo. De crecer. Eso fue lo que hice, hicimos acá durante estos años., entre todos. Nos convertimos en seres más maduros, más completos, más fuertes. Quizás también más marcados, más formados, más pulidos, ¿se entiende?

Pero ese crecer no fue una mera consecuencia del paso del tiempo, fue la consecuencia de haber vivido, de haber compartido junto a todos ustedes y a tantos más que por cuestiones organizativas no estarán presentes. Nos hicimos crecer juntos, porque hicimos el camino adolescente juntos, el camino del Pelle. Si bien somos mucho más que eso, somos lo que somos por esto. Esto no es solo el espacio físico, es la gente. La maravillosa gente y las relaciones, encuentros, espacios que se formaron entre nosotros.

Por un punto se atraviesan infinitas rectas, que están compuestas a su vez por infinitos puntos. A cada uno de nosotros nos han atravesado experiencias, y nosotros mismos, cada uno, fue formando a los demás. Ahora cada uno tiene en sí el resultado de haber reído, haber llorado, haber escuchado, haber querido, haber amado, haber mirado y sentido a alguno más.


Ya no soy hijo único

martes, 30 de noviembre de 2010

Not Yet

Algún día gente, cuando deje de rendir.

domingo, 31 de octubre de 2010

Casandra y la Cuarta Dimensión

Casandra, como tantos otros seres humanos, tenía un trabajo estable. Al menos hasta esa mañana. Reducción de personal y ajuste presupuestario fueron los sinónimos que le dieron para su despido. Siendo ese el caso, se dispuso a la oficina del Seguro de Desempleos, en el propio edificio donde trabajaba.

Preguntó a la secretaria del piso donde quedaba tal oficina. La indicó ir por el pasillo, al fondo a la derecha. Extrañamente, esas indicaciones suelen indicar un baño, pero Casandra siguió de todos modos. Sorprendentemente. Al final del pasillo había tres puertas. Dos a la izquierda, una a la derecha, ninguna con indicaciones. Casandra pensó que habría sido más factible confundir izquierda con derecha que otra cosa, por lo que entró a la puerta a su derecha.

- Buenos días, mi nombre es Kris Kugel…
- Perdón, me equivoqué de cuarto.
- No, estás en el cuarto correcto Casandra.

Casandra entendió, frente a que la llamaran por su nombre, ni siquiera por su apellido, lo que estaba pasando. Ya le había pasado, ya casi estaba acostumbrada. Ya había pasado lo de Eli poco tiempo atrás. Esta vez, antes de demostrar que tenía razón, trataría de averiguar porqué ocurría tal cosa

- ¿Quien es usted?
- Ya le dije, Kris Kugel, puede decirme Kugel, nadie me dice Kris y usted tampoco.
- ¿Por qué estoy acá?
- Fue despedida, el Seguro de Desempleo viene con más que indemnización. Trae clases de inserción al mercado laboral.
- Que buen servicio
- No tiene idea. Pero para que funcione, tengo que estar seguro de su nivel educativo, remitámonos a geometría.

Detrás de Kugel apareció una gran pantalla. Casandra notó que estaba claramente tecleando tras su escritorio. De inmediato la pantalla mostró solo un fondo blanco, marcado levemente por una cuadrícula casi invisible. Sobre esta y en el centro, un solitario punto negro, pequeño respecto a la pantalla, pero la pantalla era ya bastante grande.

- ¿que es esto? – Preguntó Kugel retóricamente
- Y…creo que es un punto – dijo Casandra irónicamente - también podría ser un partido de Fútbol, ¿no?
- En efecto – continuó Kugel. La imagen cambió, dando un salto como cuando cambia una diapositiva. Apareció entonces un círculo, igualmente centrado. – ¿y Esto?
- Un circulo
- ¿Y este? – Dijo cambiando una vez más la imagen.
- Un círculo, más grande.
- Perfecto, ¿y si yo te muestro esto? – Kugel tecleó tras su escritorio y culminó con un golpe brusco. Luego, en silencio, apareció una secuencia, un punto que crecía hasta volverse el último circulo que le había mostrado. En un loop infinito, luego se achicaba hasta volver al punto.
- Es el círculo agrandándose y achicándose.
- Claro, es siempre el mismo círculo, ¿no?
- Bueno, no – dijo Casandra mientras la animación se repetía indefinidamente – Yo se que no es así, que eso es lo que entiendo al ver eso. En realidad son varias imágenes de círculos de distintos tamaños ordenadas para que creen la ilusión de que aumenta y disminuye de tamaño un mismo círculo. Eso lo sé.
- Por supuesto que lo sabés, sos muy inteligente. Pero este no es un círculo.

Casandra se mostró extrañada ante la afirmación de Kugel. Kugel sonreía mientras ella demostraba su confusión. De inmediato se compuso, sabía que eso no era más que un gato encerrado y que pronto se lo explicaría, no podría ser algo más complicado que eso.

La animación se detuvo en el círculo más grande. De pronto, la cuadrícula gris, casi invisible, comenzó a girar sobre si misma. Giró hacia la izquierda sobre su eje central, que resultó ser en realidad otra cuadrícula que la atravesaba. El círculo no había variado en tamaño, pero Casandra creía entender lo que había pasado. Entonces, volvió la animación. Esta vez, el círculo solo se movía de izquierda a derecha sin dejar de tocar el eje medio de la cuadrícula.

- Ah claro, es una esfera. – dijo Casandra comprendiendo. – Claro. No era un círculo que crecía. Era una esfera moviéndose para delante y para atrás.
- Pero desde te punto de vista no era más que un círculo creciendo y achicándose – remitió Kugel. Tecleó un poco y la esfera contó con sombras y texturas, evidenciando que era, en efecto, una esfera. - ¿Qué es una esfera respecto a un círculo?
- ¿Un dios? – cuestionó Casandra creyendo que era una pregunta metafórica, propia de alguna otra de sus aventuras.
- N…no- contestó Kugel extrañado – está una dimensión más arriba. Cuando un objeto de tres dimensiones atraviesa un espacio de dos dimensiones se manifiesta en las partes bidimensionales que lo componen. En cristiano, una esfera atravesando un plano se ve como varios círculos.
- Cristiano, claro. ¿eso significa que un objeto se manifiesta en la cantidad de dimensiones del universo en que esté?
- Vas un paso adelante, esto te va a ser fácil entonces. ¿Podés imaginar un cubo de 4 dimensiones?
- No.
- ¿Por qué?
- Porque vivo en éste universo de 3 dimensiones.
- Claro, tres dimensiones. Un se levanta cada día, mira por la ventana y ve 3 dimensiones en todos lados. También ve, posiblemente por esa misma ventana, que el Sol sale y se pone. Decime Casandra, ¿el Sol se mueve?
- No, la Tierra se mueve alrededor del Sol, aunque…
- ¿Y el círculo crecía? – interrumpió Kugel.
- No, pero no se que tiene que ver.

La imagen de la esfera, antes de detenerse, desapareció. La pantalla parecía apagada y con ella se había ido la luz de todo el lugar. Casandra calló. Instante siguiente apareció la foto del joven rostro de un bebé.

- ¿Qué es esto?
- Una beba. Se nota porque tiene aros.
- Si claro, ¿linda no?
- No se, todos los bebes son iguales.
- Que tierna. – Kugel dio un toque a su teclado y la imagen empezó a cambiar. La cara de la infanta comenzó lentamente a cambiar. De manera muy gradual, se notaba como iba madurando el rostro y pasaba lentamente de edad.- ¿Qué pasa con la imagen?
- La chica está creciendo – dijo Casandra indistinta. Entonces, entendió. La reacción fue creciendo, primero abrió grande los ojos y sus cejas tocaron su flequillo despeinado, luego su boca se abrió dejando entrar el asombro - ¡No!
- ¡Si!, ¡exacto!, ¡bingo! – gritaba Kugel - ¿lo digo yo o le querés decir vos?
- Ehhh, no está creciendo…está…está…ehm…
- Bueno, lo digo yo. Como habrás notado, es lo mismo que el punto. Parecía que un punto crecía en un círculo grande, y en realidad era una esfera, siempre una misma esfera, moviéndose por un plano. Esto es lo mismo. Estás viendo un objeto cuatridimensional (tetradimensional) atravesar un espacio tridimensional.
- …Manifestándose como las facetas tridimensionales que lo componen.
- Si Casandra, precisamente. Eso es la vida. El tiempo es la manifestación del movimiento de nosotros, seres de cuatro dimensiones, a través del espacio. El tiempo…es vida.

Casandra quedó impresionada ante la demostración. Como habiendo presenciado un truco de magia. Sabía que no era más que un razonamiento, cerca de un silogismo cualquiera. Pero pudo sentir algo más en esa conclusión, mientras veía pasar las imágenes de esa niña. Sentía una alegría de haber entendido eso, de saberlo. Sintió la virtud de su conocimiento. Se sintió poderosa, más grande y más fuerte. Creyó conocer a la niña mostrada, se parecía mucho a una amiga de su niñez, aunque no recordaba a cual.

- Veo que entendiste, no me sorprende, sos inteligente. No vas a tardar en entender esto entonces. Imaginá, ¿Qué pasaría si yo cortara una parte del cuerpo de cuatro dimensiones?
- Sería como sacar una parte del tiempo.
- Exacto. Pero ese tiempo es en realidad la expresión de una vida.
- Entonces sería sacarle una parte de tiempo a una vida.
- Es más que eso, es sacarle una parte de si a una persona. Del mismo modo que ocupan un lugar en el espacio, ocupan un “lugar” en el tiempo.
- Entonces ¿como?, ¿Qué es sacar tiempo es como sacarle un pedazo de carne a alguien?
- En efecto – contestó Kugel con seriedad – Es una parte de alguien, yo diría más valiosa que cualquier pedazo de carne. Si bien nadie, o algunos pocos son capaces de vender una libra de su carne, todos vendemos varias horas de nuestro tiempo.
- ¿a quien?
- A tus jefes, a tus patrones. ¿Trabajás 8 horas?, estás vendiendo 1/3 de tu ser tetradimensional.

Casandra calló un momento frente a esa conclusión. Pensó penosamente en que estaba allí justamente por haber pasado meses vendiéndose, vendiendo su vida a una empresa. Esa frase que recorría su conciencia le sonaba a prostitución, por lo que se sintió violada y sucia ante esa conclusión. Buscó refugio en una salida, en un vació a esa lógica, un indefinido.

- ¿Y la gente que no tiene jefe?
- Es lo mismo. Ponele que fuera un vendedor de panes calientes, si es que aún existen. Si los prepara él mismo tiene que comprar los materiales en algún lado. Para eso, le da a su proveedor pequeños pedacitos de tiempo llamados “dinero”. ¿de donde los sacó? De los hambrientos clientes que ya habían vendido su tiempo a otros.
- ¿Hay alguien libre de eso?
- Si, pero son pocos. Son los que no le venden su tiempo a nadie. Viven de comprar el tiempo de los demás, lo compran más barato de lo que vale. Eso es en esencia el dinero. Es comúnmente creído que el valor del dinero sale de los bienes que se consiguen con él. Es una gran mentira, el dinero tiene valor porque representa una fracción de la vida de alguien. Es poderoso porque vale por el único poder del mundo.
- ¿La vida?
- Nunca lo dudes – dijo Kugel con mucha ímpetu – Nunca. El universo existe, y nosotros somos eso. Universo pensante, universo que se entiende a si mismo. Nuestra vida es valiosa y poderosa. No lo dudes ni lo olvides.

Kugel, dicho esto. Calló y la luz que lo iluminaba cesó. Había desaparecido. Casandra, entonces, comprendió que la demostración había terminado. Un reflector le indicó la puerta por donde había entrado, le indicaba que tenía que irse.

Llegada a la puerta notó que la secuencia de la niña seguía mostrándose en la pantalla. Aún no podía reconocer a cual de sus amigas de la infancia se parecía. O más bien, se había parecido, ya que la secuencia ya mostraba un rostro adolescente. Conciente de que no valdría la pena intentar reconocerla, salió y cerró la puerta.

Afuera, de nuevo en el pasillo comenzó a pensar que también reconocía ese rostro adolescente de algún lado. Y entonces una idea poderosa cruzó su mente. Miró por el ojo de la cerradura, la secuencia aún corría. Se veía ya un rostro casi adulto, aún joven y Casandra ya sabía quien era. Era ella, obviamente era ella. No era una foto que hubiera visto, pero era ella.

Se reconoció en los ojos, en la boca, en la nariz, aunque no así en el peinado que no recordaba haber tenido nunca. Desesperada trató de abrir la puerta, pero ya estaba cerrada. Miró por la cerradura de nuevo, pero la luz ya se había ido, la imagen no se veía.

Casandra atónica se separó de la puerta y se apoyó en la pared. Deslizó su cuerpo esta el suelo y se sentó. Lentamente acercó sus manos a su cabeza. Solo necesitaba saber, comprobar. Tocó con sus dedos índice y pulgar el lóbulo de cada oreja. No había agujeros, nunca había habido agujeros allí.

viernes, 24 de septiembre de 2010

Avatar

(No confundir con la película de James Cameron, "Avatar". Tampoco con la sensacional serie de dibujos animados "Avatar: La leyenda de Aang")

El 9 de septiembre de 2009, Eugenia Tenzin fue alcanzada por una bala anónima en una manifestación sobre la plaza Republica de la India. Más tarde esa semana, el cuerpo de Eugenia fue enterrado en un féretro en las afueras de la ciudad, cerca del campo, en el mismo cementerio que sus antepasados.

Dos años después, como resultado de la humedad del suelo, la madera del cajón se deshizo de a poco en la tierra, formando un agujero en la base. Desde ese hoyo, un grupo de gusanos entró y comenzó a devorar los restos putrefactos de la difunta. Estos gusanos, habiendo comido, siguieron con su vida.

Unos pocos días después, un joven gusano emergió de ese mismo suelo para alimentarse de la hoja de un césped. Pero, por mala suerte, una hornera lo vio y aprovechó la oportunidad para alimentarse. Luego, volvió a su nido. Al ver que su primer huevo había eclosionado, regurgitó para dar de comer al polluelo.

Unos tres años después ese pichón ya era un pájaro formado que surcaba por el cielo. Migraba, como era habitual en su especie. Un día importante, cuando volaba sobre una granja inglesa. Dio la casualidad que el granjero le enseñaba a su hijo a usar el rifle, algo muy útil en una granja. El pobre hornero se desplomó de inmediato al recibir el disparo. Sus restos se perdieron en la tierra.

El pequeño decidió no tener que matar nunca a un animal. Al crecer heredó la granja y la convirtió en un plantío de manzanas. Claro que, para ello, debía plantar las manzanas en la tierra, en esa misma tierra donde había caído el hornero. Los árboles tardaron mucho en crecer, pero unas cuantas primaveras después ya todos podían cosecharse.

El granjero Newman, una década después, recibió la noticia de que su mujer estaba embarazada. Felices, caminaron por las hileras de manzanos toda la tarde. El granjero aprovechó para contarle a su mujer una anécdota sobre su padre y el rifle y el pájaro. Estimó ese día que el pájaro debió haber caído donde ahora estaba el árbol más grande de la granja. Tomó con orgullo una fruta de ahí y se la dio a su amada.

Después de unos 35 años, Eugenia Newman se despidió de sus padres y partió de la granja para probar suerte en la ciudad. Después de un viaje de unas horas, llegó a la Terminal de Ómnibus. Corrió hasta la plaza Republica de la India, cerca del monumento a Eugenia Tenzin, se sentó en un banco y dijo tranquila:
“Al fin, tanto tiempo”
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(Contando desde las 18:14 del 3 de mayo de 2010...un poco tarde)