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martes, 29 de junio de 2010

Joola

Cuando empezó todo esto estaba rodeado de agua. No se como había llegado ahí, pero estaba en una capsula llena de agua. En un momento abrí los ojos y lo vi. Vi la capsula y el agua. Miré a un costado y había una larga fila de capsulas con agua y con gente. Me traté de mover un poco y sentí esos dos bloques metálicos pesados posicionados a los costados de mi cabeza y después una lámpara enfrente de mis ojos. Luego sentí un estruendo terrible en mi cabeza y la lámpara emitió una luz muy fuerte. Se abrió un tubo debajo de mí y caí por el hasta un cuarto nuevo.

El cuarto era todo blanco, del piso a las paredes. Todo blanco y de colchones. Todas las paredes y el piso tenían colchones blancos y había lámparas blancas en el techo. El cuarto era enorme, muy grande. Creo que era más bien un salón o un patio, pero con techo.

Cuando llegué ahí estaba desnudo y mojado. Me traté de levantar y fue ahí cuando note que no recordaba mi nombre. Confundido, traté de recordar como había llegado ahí y tampoco pude. Al final noté que no recordaba quien era, o quien había sido, o mi vida, menos cómo había llegado ahí, o de donde venía, o cómo hablar o caminar siquiera.

Estaba confundido y desesperado, sabía que algo estaba terriblemente mal. Empecé a gritar. Y cuando grité escuché como otros gritaban. Había otros ahí, otras personas, también desnudas y mojadas. Hombres, todos hombres. Me traté de acercar, pero solo podía patalear y arrastrarme.

Pasó un rato, bastante largo. Diría que como 8 horas, aunque no lo sé ni tengo forma de saberlo. Estuve todo ese rato gritando y pataleando hasta que me cansé. En un momento vi como un tipo caminaba cerca mió. No pude verle la cara, pero estaba escribiendo algo. Grité y pataleé pero no logré hacer que me ayude.

Poco después cayó sobre mí un líquido negro pastoso. Empecé a gritar y a patalear de nuevo y me entró un poco en la boca. Descubrí que era comida y traté de hacer que me entrara más en la boca. Luego me quedé dormido.

A la mañana siguiente seguía sin entender nada, pero estaba más calmado. Miré a mí alrededor de vuelta y vi que el piso tenía canaletas alrededor. En un costado había un hombre pelirrojo pegado a la pared, desnudo como todos. Se trepó agarrándose del colchón en la pared y se levantó. Dio unos pasos torpes y se cayó.

Un rato después tuve ganas de defecar. No sabía que hacer, así que simplemente sucedió. Me sentía sucio, pero mis desperdicios rodaron lejos mió y no pude ver a donde. Luego, calló el líquido negro, de nuevo.

Los días siguientes fueron prácticamente todos iguales. No recuerdo cuantos fueron, eran todos iguales. Hasta un día, en que el pelirrojo repitió su hazaña pero esta vez pudo caminar. Se acercó a mí y me estiró su mano. La tomé y me ayudó a levantarme. Entonces recordé como caminar y sonreí. El pelirrojo rió. Luego fuimos a levantar a los demás. Ese día gritamos todos contentos y esperamos a que nos cayera el líquido negro.

Una vez que pudimos pararnos no había problemas para ir al baño, solo había que acercarse a la canaleta. Aún así, había momentos en que alguno de los hombres empezaba a gritar y golpearse contra las paredes, y los demás lo imitábamos. Es que tratábamos de salir, no estoy seguro.

Pasó luego mucho tiempo, creo que más de una semana. Paso algo muy extraño. Las luces se apagaron de golpe, todos gritamos y corrimos. Luego de chocarnos entre nosotros un rato, caímos al suelo y eventualmente dormimos.

Cuando desperté estaba en una cama, con los brazos encadenados. No podía ver por debajo de mi cadera, porque había una pared en medio, pero sentía un terrible dolor en los genitales. Algo me los estaba agarrando. Había muchos gritos, algunos eran los hombres, otros eran nuevos.

Entonces hubo un chirrido terrible, un ensordecedor grito de dolor y todos callamos. El grito venía de lejos, pero luego vino otro. Luego otro más cerca. Luego otro. Y finalmente un al lado mío. Estaba aterrado y entonces sentí como estiraban mi miembro y chillé de dolor. Inmediatamente, quedé dormido.

Desperté tirado y adolorido en otra habitación, más grande, pero en esencia era lo mismo. Blanca, con colchones en las paredes. Revisé si mi cuerpo seguía completo, en efecto así era. Estaban mis compañeros, los hombres, todos tirados y adoloridos. De hecho, no estaban todos. Recuerdo que el pelirrojo ya no estaba.

Pero además había otros hombres. Unos hombres deformes, a los que parecían haberles cortado el miembro. Eran mujeres, ahora lo sé. Pero entonces no recordaba que era una mujer. Había una en particular, una morocha, que cuando la vi sentí un profundo odio. Fui con ella y la golpeé hasta que comenzó a llorar. Luego me fui a un lado.

Pasaron los días y yo hacía lo mismo. Siempre iba y le daba un golpe, o la empujaba cuando trataba de tomar el líquido negro del techo. No sabía porque. Un día se me acercó y la golpeé. Pero volvió a acercarse. Entonces le grité y la corrí. Y ella se tiró sobre mí y empezó a golpearme. Quedé muy lastimado, o más bien muy cansado. No me acerqué a ella en mucho tiempo. No entendía muy bien por que me parecía tan divertido o emocionante ir especialmente a enfrentarla. Hoy mismo, si bien me quedá un tanto más claro, aún no entiendo por qué a ella.

Ya había olvidado que alguna vez había estado afuera de esta habitación. Ya había sido hace demasiado tiempo y ya nadie golpeaba las paredes. Pero un día vino esta morocha y empezó a hacer muecas con la cara. No me esmeré en golpearla esa vez, debío ser un tanto antes de que apagaran la luz. Escupía y hacía ruidos raros, como tratando de vomitar. Finalmente escuché como dijo “Joola”. Me volteé de inmediato, la miré y repetí: “Joola”.

No estoy seguro si en ese momento recordé algo, pero fue entonces cuando traté de hablar. No podía hablar propiamente, pero con ella podíamos designar sonidos a las cosas. Aún así, nos tomó varios meses acordar que “Joola”, era yo, “Ta”, era ella, “Cam” era el resto y que “Pan” era el liquido negro. Desde entonces me despertaba ansioso de ir con Ta y hablarle, de la misma manera que antes me despertaba emocionado por sacarle los dientes. Nadie más me hablaba, o quizás si, pero no lo podía entender. Nos saludábamos tocándonos y diciendo nuestros nombres.

Luego pasó lo que pasó. Mientras todo dormíamos una de las paredes se abrió y entraron los hombres armados. Todos gritamos asustados y luego de que dispararan me quedé dormido otra vez.

Esta vez desperté en un laboratorio y comenzó la recuperación. Me tomó 3 años 14 días y...15 horas entender que yo soy un nombre, un número de documento, un peso y altura que fueron victimas, junto a algunos otros, de un experimento ilegal, y secreto. Aún hoy no recuerdo haber vivido mi vida antes de ese momento, tuvieron que narrarmerla entera, tuve que volver a aprender todo lo que me habían borrado (excepto caminar, que lo aprendí por mi cuenta).

9 semanas después pudieron reinsertarme en la sociedad. Salí de la celda. Fue una experiencia terrible que traté de olvidar y trato de convencerme de que soy quien me dicen que soy. De esta manera soy libre de esa celda.

Es difícil llevar una vida después de esto. Al menos dentro de la celda conocía gente, acá afuera conozco a varios, pero no recuerdo a nadie. A veces pienso que como solo recuerdo lo que recuerdo, solo conozco a los de la celda, pero entonces me doy cuenta de que no soy libre todabía.

Por eso trato todos los días de olvidar esa celda. Pero hoy hice una excepción y escribí este diario. Lo escribí porque eventualmente será publicado y alguien lo leerá. Si está en la misma que yo, entonces no dudará en descartarlo de inmediato, como yo haría. Pero yo hoy no hice eso, así que quizás del otro lado también lo hagan y no estemos solos. Y si es así, solo quiero decir “Ta”.

2 comentarios:

Federico Litvan dijo...

Hola lucas, vi uno de tus cuentos y me parecio muy bien narrado e intrigante... yo soy Federico Litvan, capaz te acordas de mi, ibamos juntos al kinder hace un tiempo, recuerdo que una de nuestras primeras charlas fue sobre la relatividad y los agujeros negros... Emm, es raro volver a encontrarte despues de tanto tiempo pero vi en facebook que habia una pagina tuya y me intereso leer que estabas haciendo, bueno, espero que estes muy bien en el pelle un abrazo

Anónimo dijo...

debe ser la tercera vez que lo leo, le sigo encontrando sus cosillas para disfrutar...
3 años 14 dias y 15 horas?? 9 semanas?? me suena un número metido a conciencia

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(Contando desde las 18:14 del 3 de mayo de 2010...un poco tarde)