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viernes, 28 de agosto de 2009

Adolesko

Hace mucho tiempo, en un mundo muy lejano llamado Adolesko, había dos razas de la misma especie. Las dos razas estaban en guerra desde que se tiene memoria. De un lado, los Dra'ak, gusanos de cola segmentada con dos tentáculos por brazos y ojos negros gigantes, que peleaban usando el fruto de su intelecto, su simple tecnología. Por otro lado, los Pathrion, que eran grandes cangrejos humanoides, con tenazas carnosas que se valían de su enorme fortaleza física

Por muchas generaciones, los Dra'ak fueron esclavos en prisiones enormes, hasta que uno, Slav, empezó una rebelión y escapó de las celdas con otros tantos. Años después de la primera rebelión y la muerte de Slav, la guerra continuó. Los Dra'ak se organizaron en pobres chozas, azotadas día a día por los Pathrion, que no descansaban y azotaban fuertemente. A los mayores, los más experimentados y por tanto más peligrosos rebeldes, los capturaban de vuelta y nunca se los volvía a ver, como habría pasado con Slav. Se decía que se los devoraban.

Sin embargo, la rebelión resistió, pues cada tanto los Dra'ak encontraban una grieta en las prisiones y liberaban a más de los suyos. Además, cada año, en primavera el Dios alado Ziguhn baja de los aires trayendo nuevos huevos con nuevos Dra'ak. Pero igual que ellos, el enemigo se multiplicaba imparable e incomprensiblemente. Nadie sabía como podían multiplicarse tan rápido. Los que quizás sabrían, los mayores y más sabios, estaban capturados y posiblemente muertos.

Pensaba Andii, el joven Dra'ak, en la historia de su pueblo. Pensaba, más que nada, en que pronto cumpliría 21 años y que nadie en su tribu, en su aldea, o en toda su raza, llega a los 21 sin desaparecer en batalla. Además, pensaba en la batalla que se acercaba y que tenía mucho miedo.

El campo de batalla estaba frente a el, donde se juntaban las cordilleras, la encrucijada de las montañas. Todo parecía tranquilo, hasta que llegaron, con su clásico trote pesado y crujiendo sus tenazas. Sus amigos prepararon las boleadoras, las lanzas y los arcos, pero la batalla duró poco. Andii podía ver como las lanzas y las flechas rebotaban impotentes frente a la coraza de los adversarios y como sus tenazas pasaban como un rayo sobre sus cabezas, decapitando a sus compañeros. Pero no, a él no. La pinza le llegó cerrada, de modo que no lo mató. Claro, el golpe fue igual de fuerte y todo se volvió oscuro

Andii despertó en una habitación cerrada y negra. Giró la cabeza a la luz y vio los barrotes, estaba en una celda. Entonces comenzó a recordar que cuando era infante, vivía en una de esas celdas, pero Slav y sus acompañantes rompieron las paredes y lo liberaron. Podía recordar con detalle su cara, la cara del hombre que lo liberó y lo llevó a la libertad. Con detalle en los ojos, los ojos negros y grandes, que son todos iguales, pero en él eran especiales, un poco más azules.

Andii durmió, estaba agotado y no podía hacer mucho más. Despertó frente a un mote de comida horas más tarde y al tomarla vio sus propios tentáculos. Había algo distinto, eran más grandes y más duros, y los cubría una ligera escama. Se asustó, pero comió de todos modos.

Los meses pasaron, aburrido en su confinamiento. Andii supuso que se había enfermado gravemente, le salieron dos grandes bultos al costado de su cola, duros como piedra y sus brazos, que habían sido encadenados, eran dos rocas a su espalda.

Un día, un Pathrion se paró frente a su puerta. Andii pensó que eran su final, que ya lo habían engordado y ahora lo devorarían, pero no fue así. La bestia se le acercó y le dijo: "Vendrás conmigo" Andii estaba sorprendido, los Pathrion no hablan, o al menos eso creía. Nunca habían hablado, nunca había dicho nada. Aunque nunca les habían preguntado nada. Era extraño ver al enemigo hablar en su idioma

Andii caminaba encadenado, siguiéndolo, en un pasillo largo, a los lado podía ver a otros encerrados, pero no eran Dra'ak, eran Pathriones, encadenados y cerrados. se quedó mirando a un par en especial, pues estaban uno sobre el otro. Andii sintió algo moviéndose en su pecho cuando lo vio, no sabía que estaba sintiendo. Pero no había tiempo, el carcelero lo tironeaba

Lo llevó a una habitación blanca, con luz muy intensa. Se sentó, y frente a él, se sentó su carcelero

:- "Estuvimos esperando, Androhs, esperándote 21 años", dijo el Pathrion

Andii no entendía, pero recordaba ese nombre, Androhs, era su nombre antiguo, verdadero

:- "Estarás confundido, supongo. No es fácil aceptar que toda tu vida anterior es mentira. Pero esa es la verdad"

Andii estaba asustado y seguí sin entender, pero recordó que Androhs era como lo llamaban en la celda, cuando era un infante. Quiso mirar para otro lado, en un rincón. En ese rincón, había unos huevos, de Dra'ak. Pero no era posible, el dios Ziguhn nunca pasaba por las tierras de los monstruos.

"¿Estás viendo los huevos?", dijo "Eso va a ayudar a explicar, te habrán contado el cuento de Ziguhn". Con sus pinzas movió la pared. Del otro lado, estaba el dios alado, el propio Ziguhn, pero quieto. Firmemente en el suelo y los Pathriones incrustaban en su estomago huevos, decenas de huevos.

:- "Androhs, se que es difícil de entender, pero no todo es lo que parece. La guerra es una mentira, no existe, es un error. Es mi error"

Andii vio a los ojos frente a él, fijamente. Por que mientras más veía, más creía ver un ligero tono azul. No podía creer que fuera verdad, pero lo era

:- "Slav, así me decían, ¿no? hace mucho tiempo. He cambiado mucho, verás. Todos cambiamos. Incluso tú"- hablaba pausado el monstruo

Andii estaba exaltado, no lo podía creer, no lo quería creer. Su mundo entero se derrumbaba. Trató de liberarse de las cadenas y ver sus tentáculos, por que él aún debía seguir siendo él. El otro, mientras tanto, buscó una piedra.

:- "Esto se llama espejo, muestra la exacta imagen que tiene en frente"

La piedra frente a Androhs mostraba el rostro crustáceo de un Pathrion, que imitaba sus gestos. Las cadenas se rompieron finalmente y puedo ver sus carnosas tenazas. No quedaba duda

:- "Hijo mió, bienvenido al mundo real. Tu etapa de larva ha terminado, ahora eres un adulto completo"

Androhs se paró sobre sus bultos, sus piernas. Su cola había desaparecido, ya no tenía dudas. Meses después, habiendo fertilizado sus primeros huevos, salió al campo de batalla de nuevo. Los Dra'ak estaba en frente, con sus armas primitivas. Ya no tenía miedo.

3 comentarios:

Clara dijo...

Vas a tener que censurar porque no querés admitir la verdad. MUAJAJA
Dejá de leer blah.

No sé qué poner, no te conviertas en bicho ni en ratones que son re jevis re shudios.

kaski dijo...

jeje me gustó mucho :)

Anónimo dijo...

Guau!, que buen cuento. Segui escribiendo asi de bonito

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(Contando desde las 18:14 del 3 de mayo de 2010...un poco tarde)