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domingo, 14 de febrero de 2010

El Amor Keynesiano

Informe del Dr. Elías Celurkmian, especialista en Economía Keynesiana para el "El pendejo de 2º"

Los individuos componentes de un grupo social interactúan entre si compartiendo cierta cantidad de tiempo en ritmos regulares, estableciendo relaciones mutuales. Por lo general el tiempo que comparten y por ende la calidad de la relación, como se explica abajo, está determinada por los grupos tradicionales previamente organizados de acuerdo a una necesidad o actividad: compañeros de trabajo, de oficina, de aula, etc.

Este tipo de interacciones se dan ya que un individuo respecto a otro genera sentimientos ya sean positivos (afianzamiento) o negativos (rechazo) en mayor o menor medida. Pero a su vez, estos sentimientos son producto directamente proporcional del tiempo compartido y de los aspectos o cualidades de personalidad que los individuos compartan. Estas cualidades tienen valor en cuantos se descubren, de modo que dependen del conocimiento mutuo. Éste, por supuesto, requiere tiempo para producirse.

De modo que una relación entre dos individuos de un grupo social está condicionado principalmente por aquellos factores profundamente relacionados: el tiempo compartido (rutina), los aspectos en común (gustos, preferencias, etc.), el conocimiento mutuo y el afecto/rechazo (sentimiento).

Una vez que se definen éstos aspectos, se define la calidad de la relación que es fácilmente reconocible y popularmente etiquetada (Amigo, conocido, mejor amigo, colega, etc.). A esta altura es momento de resaltar la importancia de la orientación sexual de los individuos, que se puede definir a gran escala de acuerdo al género y a que otro género prefiere. Esta aclaración es importante para definir una especia de relación destacable.

La llamada relación romántica se produce cuando dos individuos, de orientación sexual compatible y estableciendo una relación, comparten un afecto (definido según las demás variables) superior al de las demás relaciones regulares. Así, el afecto es demostrado por medios que en otra relación serían inapropiados o, en todo caso, carentes del mismo significado. Estos medios varían de acuerdo a la pareja pero tienden a ser una emulación o derivado de las practicas sexuales, si no es que son éstas mismas (beso francés, coito, practica sin penetración, etc.); o bien los medios tradicionales de demostración de afecto (beso tradicional, abrazo, etc.).

Aunque se ha definido a la relación romántica como una relación compartida entre dos individuos, este nivel de afecto puede ser conocido por un solo individuo sin necesidad de reciprocidad, en lo que se conoce como amor platónico o no-correspondido.

Recientes estudios, sin embargo, han descubierto que la relación romántica puede ser ilusoria en varias ocasiones, de modo de que en realidad no se respeta el mencionado equilibrio o reciprocidad. Repasando, para establecerse una relación romántica es menester que haya dos sujetos que tengan un afecto mutuo y considerable. Por la naturaleza imprecisa y espontánea de los individuos es natural que se den ocasiones en que el afecto que siente un individuo no es igual al que siente el otro.

Si se entiende que cada individuo en una relación aporta (ofrece) afecto/cariño hacia el otro y recibe (demanda) del otro lo mismo, solo en equilibrio ambas pares serían iguales. Pero existen relaciones en que las ofertas y demandas son desiguales entre si, sin salir del cuadro de la relación romántica.
Plantéese dos sujetos, A y B, que están en una relación romántica. A demanda menos afecto de B que lo que B demanda de A, por tanto, la demanda de A es menor que la de B. Ahora bien, la Oferta de B está condicionada por su demanda, puesto que para saciar su demanda el individuo estará dispuesto a entregar tanto como pueda (para mantener la relación). Pero la oferta de A, que será menor a la de B será completamente absorbida por B que nunca será capaz de saciar su demanda. Así, la oferta resulta irrelevante y lo que termina condicionando a la relación es la demanda de afecto.

El brazo corto de la demanda de A resulta en que B se encuentra en sumisión respecto a A. Al descartar todo el excedente de afecto, A es quien pone las condiciones en la relación y por lo tanto el que tiene poder sobre el otro. El que demanda menos afecto tiene poder en la relación.

Se explica esto en un ejemplo: Suponiendo que ambos partícipes estén en optimas condiciones para realizar encuentros (no tienen ningún contratiempo especifico, está completamente disponibles), los encuentros/salidas que proponga B serán siempre más que los que proponga A, por su mayor demanda. A, al tener menor demanda, aceptará o rechazará esos encuentros, pero al momento de proponer, B aceptará todas opciones de A para intentar saciar su demanda. El resultado es que A termina decidiendo cuales encuentros se realizan y cuales no.

Es importante resaltar el peligro de este tipo de relaciones románticas, donde se llega a una situación de explotación sin saberlo (y si es que lo saben, es entonces cínico). Los individuos que se encuentran en la situación de desventaja deben tomar conciencia de esto antes de comenzar a sacrificar su dignidad, lo cual es ciertamente posible. Si bien la satisfacción de la relación romántica es inigualable, en este estado solo puede conllevar a un estado de ánimo pésimo, el equivalente emocional a la bancarota.

Estas relaciones terminan, tarde o temprano, cuando el sujeto opresor decide que no necesita más del oprimido. Pero si se conoce la realidad tal como es y se actúa adecuadamente, se puede cambiar el panorama a favor de los oprimidos.

¡Amantes del Mundo, Unidos!

(El cuento anterior está dedicado a las chicas de mi vida que me hicieron sentir insignificante y trasendental al mismo tiempo. Felíz día de los enamorados)

4 comentarios:

dai dijo...

el cuento me gustó, pero la decicatoria me gustó mucho, por más que sea una sola oración contra todo un texto

Anónimo dijo...

   Kreiman     dice:
*que bien
*dejarías un comentario?
Maracujazz dice:
*no otra cosa que me agradó
*y está bueno el razonamiento
*y la idea

sr. Rago dijo...

¡Hibris, hamartia, catarsis, anagnórisis, peripecia! (me pasó).

Este análisis económico es genial en cuanto a lo práctico, lo llamativo y lo iluminador. Pero jamás hay que dejar de maravillarnos, asombrarnos ante lo que la razón no ha podido comprender.

male dijo...

me hizo acordar a un corto que vi por isat jajajaj.

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(Contando desde las 18:14 del 3 de mayo de 2010...un poco tarde)